Cuando Jesús oró
en el Getsemani, sabia el poder que había en la oración y como agradar a Dios
con su Fe. Uno de los detalles importantes en una oración de poder es la visualización
y la forma como te trasladas con la imaginación a vivir el momento de lo que
pides a Dios, como si lo estuvieras recibiendo o experimentando el dolor de
otras personas en intercesión.
Les compartiré una pequeña oración modelo para practicar
este conocimiento.
Padre, en el nombre de Jesús, me pongo de rodillas ante Ti, te doy gracias por este
momento de oración, al poner ese querer como el hacer que tienes para mí, hoy
quiero pedir por mi nación (Venezuela), que estamos atravesando por problemas
financieros que influyen mucho en nuestras actitudes, con todo lo que he
aprendido de Tu palabra, entiendo que todo esto es espiritual y causado por la
desobediencia de hacer muchas cosas que no te agradan, te pido perdón por todo
lo malo que hemos hecho, perdón por apartarnos del temor hacia Ti, por todo el
odio y división entre nosotros mismos como venezolanos, perdón por aceptar la
mala situación como si fuera buena. Padre, no sabes el dolor que me da el saber cómo
el dinero produce tanta división y odio, yo logre vivir tiempos de abundancia y
amor entre vecinos y ahora todos divididos. Padre, ayúdame con mi dolor así como
Jesús tuvo Tu ayuda cuando oró en el Getsemani. Padre, sé que Tú me escuchas y
me ayudas en lo que pido, ya que me sostengo de Tu palabra cuando dice en el
libro de Juan 15:7 “Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en
vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho.”.
Padre, en el nombre de Jesús, te doy gracias por darme la
oportunidad de hacer esta oración y compartirla con otras personas a nivel
mundial. He orado en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Si este conocimiento te ha sido útil, recuerda
recomendarlo para que se multiplique la bendición y así ser útiles como lo fue Jesús
según la palabra. Los bendigo grandemente y les deseo que todo lo que necesiten
lo puedan tener conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús. Amén.
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